Su diseño arquitectónico es realmente impresionante, con elegantes fachadas, techos de cristal y grandes farolas colgantes. Fue construida por el arquitecto Samuel Ware bajo las órdenes de Lord George Cavendish, hermano menor del duque de Devonshire, que había heredado unos terrenos en la zona de Mayfair, los Burlington Gardens.
Junto a la Galería de Saint-Hubert, en Bruselas, y El Paso, en San Petersburgo, la galería comercial Burlington Arcade de Londres está considerada una de las más antiguas del mundo. Se encuentra en el elegante barrio de Mayfair, y fue fundada en el año 1819. Se trata de un corredor cubierto de más 200 metros a cuyos lados se hallan numerosas tiendas de lujo, como prestigiosas marcas de joyería, accesorios, moda o calzado.
Entre las prestigiosas marcas ingleses e internacionales que poseen un negocio en Burlington Arcade se encuentran las joyerías Richard Orden o David Duggon, la tienda de antigüedades Daniel Bexfield, los exquisitos accesorios de piel de Pickett, los lujosos regalos de St. Petersburg (creada por Carl Fabergè), o la tienda de Map of the World, donde disponen de una increíble colección de antiguos y raros mapas, desde el siglo XVI al XIX.
En cuanto a tiendas de ropa y complementos destacar House of Cashmere, Ana Konder, N. Peal, Mackintosh Globetrotter (famoso por las maletas y los accesorios de piel), o las zapaterías Church’s Shoes y Crockett & Jones. También los amantes del té tienen en Burlington Arcade su propia tienda de lujo, Luponde Tea, con especias procedentes de las montañas de Livingstonia, en Tanzania.
Además del lujo que desborda Burlington Arcade, en la galería existe otro valor añadido que hace diferente y muy especial este centro comercial. Se trata de los Burlington Arcade Beadles, unos vigilantes muy singulares que visten con la tradicional librea eduardiana con levita y sombrero de copa. Los Beadles eran originalmente reclutados por Lord Cavendish en el 10º regimiento de Húsares, y hoy en día mantienen el mismo porte dando un toque especial a la galería. No sólo vigilan la seguridad del centro, también se preocupan por mantener las buenas maneras, como no silbar, ni cantar, ni tocar instrumentos, ni correr o abrir un paraguas en el interior.
En la historia de Burlington Arcade sólo se ha registrado un robo, en el año 1964, pero que curiosamente se realizó con la elegancia que exigía esta lujosa galería: seis ladrones enmascarados irrumpieron en el interior a bordo de un Jaguar Mark 10, dispersaron sin violencia a los transeúntes y rompieron los escaparates de la Goldsmith and Silversmith Asociation, robando joyas por valor de 35.000 libras. Jamás fueron capturados. Más información en su página web oficial http://www.burlington-arcade.co.uk